Acerca de Diplomado en Sistema de Administración del Riesgo de Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo
La realización de negocios, en cualquier parte del mundo, implica asumir riesgos. Sin embargo, uno de los más importante es el riesgo reputacional derivado de la calidad de los productos o servicios ofrecidos; de la atención a los clientes y contrapartes; o de otros factores económicos asociados a vínculos con actividades ilícitas como corrupción, evasión tributaria o lavado de activos. Este riesgo reputacional puede acabar con el negocio o afectar seriamente su continuidad.
Aunque el riesgo de lavado de activos no se destaca en el panorama de amenazas en los negocios, es una realidad en la realización de operaciones y celebración de contratos. Es decir, cualquier persona o empresa puede ser utilizada como vehículo financiero para ocultar, encubrir o mezclar dinero o bienes de procedencia ilícita o favorecer actividades terroristas.
En este contexto, las empresas y negocios, a través de diferentes normas o de manera voluntaria, deben prevenir que sean usadas para dar apariencia de legalidad a activos de origen ilícito. Estos mecanismos de prevención y detección se desarrollan a través de sistemas de administración del riesgo de lavado de activos y financiación del terrorismo (SARLAFT), que han sido impuestos en diferentes sectores de la economía colombiana.
Según los estándares internacionales y las normas colombianas de lucha contra el lavado de activos y la financiación del terrorismo, este fenómeno se debe administrar con un enfoque basado en el riesgo, que considere etapas para identificar, medir, controlar y monitorear los factores de riesgo. El oficial de cumplimiento y las áreas de cumplimiento o riesgo son, por lo general, los responsables de implementar y mantener dichos sistemas de administración de riesgo. Hoy, esta buena práctica institucional se ha extendido no solamente a las operaciones con los clientes, sino a los negocios y contratos con las contrapartes. Estas acciones preventivas no obligan solo a las entidades financieras, porque también pueden ser aplicadas a cualquier tipo de negocio financiero o comercial y a cualquier actividad o profesión no financiera.